sábado, 26 de enero de 2019

Ella. Micro relato.



Sale de su casa al punto de la mañana, mucho antes de que el sol lo haga por el horizonte; dando igual que día de la semana sea. Lo hace, alocada, con un poco de maquillaje para que no se note la mala noche que ha pasado.
Camina rápido, más rápido de lo que jamás pensé que pudiese hacerlo; no porque llegue tarde, sino por dejar los problemas atrás, para que no le alcancen. Camina rápido y a paso firme, nadie al verla se atrevería a afirmar que no sabe a dónde se dirige.
Lo hace como rutina, esa palabra y forma de vida que le tiene atrapada. Ese concepto de vida que no le ha gustado nunca, pero que por una razón u otra le ha tocado vivir.
Sube al autobús y como cada día se coloca en el mismo asiento, (primera fila de la segunda parte del automóvil) diría que lo tiene reservado porque no hay mañana que no esté libre para ella. Podría saber que está allí sentada antes de subirme. Siempre ahí, perdida entre palabras, ya sea en forma de canción o de novela.
Observándola veréis que parece tan fuerte pero tan frágil al mismo tiempo; no sabría como explicarlo.. Como el cristal: duro pero fácil de hacerse añicos.
Hay  algo que os sorprenderá de ella y es que, todas las mañanas va acompañada de su mejor compañera, la más bonita de todas, su sonrisa. Sonríe cuando está contenta, cuando ve una buena acción, sonríe hasta cuando está triste. Ella no lo sabe, pero la sonrisa no es la misma, su expresión cambia, cree que no se nota, pero claro que se puede percibir.
Su forma de mirar a la vida enamora, la manera que tiene de observar las cosas que pasan a su alrededor: cómo aparecen las primeras flores en primavera, una buena acción, un simple buenos días de alguien desconocido, cómo se emociona cuando un joven cede el asiento, o cuando ella misma se levanta y consigue, muchas veces por cabezonería, que la persona mayor que acaba de subir en el autobús no vaya de pie, aunque sea sólo para un par de paradas. De verdad, deberíais verlo, la intensidad que tiene en su mirada es inmensa, igual que la de un niño pequeño dentro de una juguetería, llena de ilusión.
Os encantaría ver como se enfrasca en pensamientos, sentimientos, emociones cuando mira a las nubes, no hay quien la saque de ahí.
Todas las mañanas desprende energía por todos los poros, saluda enérgicamente con una sonrisa de oreja a oreja a todo el que se cruce en su camino, aunque su noche no haya sido la mejor, aunque su día sea de los de olvidar, ella sigue ahí, al pie del cañón, intentando hacer la vida un poquito más alegre al resto.


 Continuará?





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