sábado, 31 de diciembre de 2016

A vosotros, gracias.

Estamos en los últimos días del año, el 2016 llega a su fin y, según la tradición, toca hacer balance del año, de lo bueno y de lo malo, de lo que ha pasado y de lo que no; de las metas conseguidas, de los propósitos que se quedaron en meras palabras apuntadas en un papel. De lo que ha empezado, de lo que ha acabado este año, de las personas que han llegado, de las que se han ido, etc.

Este año empezaba pasando las navidades fuera de casa, en un país nuevo que me acogió perfectamente, lo pasé lejos de mi familia, pero con personas maravillosas; fue insuperable.
Lo siguiente más importante fue el fin a una experiencia impresionante que repetiría una y mil veces, mi erasmus. Fin a 5 meses fuera de casa, en un país extranjero, con personas de todos los países, fin a unas prácticas geniales en un hospital que me enseñó mucho más de lo que esperaba. Fin a hacerme líos con los idiomas, a salir a la calle y que no me entienda todo el mundo. Aunque fue un final a medias, porque cada vez que veo a alguna de las personas con las que compartí esta experiencia es como volverlo a revivir y no lo cambio por nada del mundo. 

A medida que avanzaba el año iba cumpliendo objetivos, metas, realizando cosas por primera vez: cogí un avión sola, conocí a mucha gente nueva, me gradué de la carrera de mis sueños, viví una experiencia insuperable con 120 personas más de las que sólo conocía antes de empezar a 1, personas que se han convertido en amigos, compañeros de vida. 

Aprendí que en la diversidad está la magia, que no hay que rodearse de iguales, sino de gente que te entienda, que te complemente y que no te saquen pegas por ser como eres. También en este año he aprendido que la gente que se va no es necesaria, tu les has abierto tus puertas para entrar pero en su decisión está quedarse o irse y si se van ya está todo hecho.
Fastidia, sí, pero hay que aprender también a decir adiós, no es una batalla perdida, tu la luchaste, pero si ellos no quieren, es su elección, y de estas pérdidas es de lo que más he aprendido este año y lo que más me ha marcado. 

He perdido gente que llegó por casualidad y pensé que no se irían nunca, he perdido gente de toda la vida; pero también he ganado, he ganado sabiduría, fuerza, optimismo, he aprendido a luchar por la gente que realmente importa y a dejar ir a la que no da nada por mi, he aprendido a no esperar nada de nadie, a no dejarme la piel por quien no demuestra merecerlo.
A todas esas personas que se han ido, que ya no quieren formar parte de mi vida GRACIAS, gracias a todos vosotros por hacerme crecer tanto como persona este año, en serio,




1 comentario:

  1. Mamma mía, pero qué bien escribes y qué bonito!!! Me alegro de tu año y de yo se parte de él. Eres maravillosa y no es pasión de tía. Te quiero

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